Por nombre me pusieron antonio porque mi padrino renunció a llamarme juan.
La razón era bien simple: como él se llamase Juan Francisco Segundo Martín de Rodrigo Moreno, tantos nombres y apellidos le habían atraído numerosos problemas.
Desde entonces la vida me ha resultado una curiosa resta con sumas inesperadas, divisiones insólitas, multiplicaciones extraordinarias y fracciones inusuales...como si, en realidad, yo fuese un polinomio, una geometría extrema y variable al ritmo de un graznido de un pájaro...
No hay comentarios:
Publicar un comentario