lunes, 3 de diciembre de 2007

Todo tuyo y ajeno al método,
la media noche negra en el sistema
o en mi camisa pálida y dinámica;
hasta la calle insólita
de mi esperanza abierta,
compleja,
desde cualquier hipótesis ilógica.
Todo tuyo sin códigos de barras
y estrellas
en una
constante universal
o en tu desequilibrio
teleológico.
Hágase en mí
tu voluntad fractual, casi invariante,
las manos iteradas,
los labios rojos,
asimétricos
al recobrarnos.
Todo tuyo,
la víspera
en espiral
del desarrollo
y los ojos, el sueño, el adeene.
Todo tuyo: la vida, el esqueleto
y el niño que predice las tendencias
del futuro con muestras del pasado.
Sí, seré todo tuyo, alba y crepúsculo, tierra a barro,
cristal a duda, ceniza
y, sobre todo,
humano.

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