miércoles, 5 de diciembre de 2007

¿ En dónde
la tierra,
en dónde
sus hombres,
en dónde
nosotros?
¿Sobre el hombro del pájaro,
en el ala del ave,
a grupas de la pluma?
Pongámosnos a tiro
del alma
o en la costumbre fría
del hielo.
Pongámosnos a verde, a cenicientos,
amarillos; a todo color la
boca y el pecho,
la vida y la utopía,
tú y yo sonriendo.
-Huele a cenizas,
a polvo llueve...
Si este no es tu lugar
acaso
tampoco
sea tu tiempo.
-He descubierto
que la fatiga
arde en la hoguera
y que ahogarás
tu ser de cerca
casi imposible
en el silencio.
En ti no existen
números,
árboles, bosques,
triángulos,
escalas o pirámides.
Y los semáforos
del cielo
te impiden ser
gaviota plena.
-Entonces duerme.

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